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lunes, 28 de marzo de 2011

Desamparo aprendido: riesgo letal para tu empresa

En las empresas situadas en la frontera norte de México, uno de cada diez trabajadores padece Desamparo Aprendido (DA), un síndrome común en quienes testifican actos de violencia o son víctimas secundarias de actos delictivos, detecta Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial (GMSI).
“El DA era común en niños o mujeres que padecían violencia intrafamiliar. Sin embargo, este mal ataca ahora a los trabajadores de compañías situadas en zonas de gran inseguridad y violencia” manifiesta Alejandro Desfassiaux, Presidente de Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial.
De acuerdo al experto en seguridad, existe una estrecha relación entre DA y robo hormiga, fraude interno, transferencia de clientes, extorsiones, sobornos e incluso secuestros. “El DA convierte a la víctima de violencia en victimario de la empresa donde trabaja o el entorno donde se desenvuelve. A nivel corporativo el DA se vincula a ilícitos en el trabajo”.
Entornos de gran violencia e incertidumbre (como territorios peleados entre cárteles o lucha contra el crimen organizado), propician que víctimas secundarias y testigos silenciosos visualicen su ambiente como no controlable. Esto se recrudece si se opta por la complicidad o el consentimiento indiferente de acuerdo a GMSI. La incapacidad de controlar las circunstancias genera desde desidia a ataques de pánico. En 10% de las veces suele desencadenar actitudes antisociales diversas, como dañar a la empresa en la que se trabaja.
Tal perjuicio puede ser tan sutil como “olvidar” una fecha clave de entrega al cliente, propiciar descuidos que lesionen a un trabajador o dañen la maquinaria o vender información sensible de la empresa a la competencia. En casos extremos se relaciona con secuestros y extorsiones a personal de la compañía.
La actuación antisocial en quienes tienen DA no es deliberada. Se trata de personas con alto grado de estrés y una visión derrotista.
Es común entre quienes han fallado repetidas veces en algo, pero también en quien observa crueldad, violencia… e impunidad.
GMSI encontró coincidencias entre entornos de gran violencia e ilícitos internos. Los empleados implicados reconocieron que en un lapso de seis meses fueron víctimas secundarias de algún ilícito u observaron actos de crueldad o violencia, como transitar por un acalle donde se realizaron ejecuciones.
En general, la DA sitúa los síntomas físicos en la cabeza o estómago, pero es común detectar ritmo cardiaco acelerado, temblor, sensación de asfixia, “nudo en la garganta” o dificultad de tragar, sensación de ahogo y dolor de pecho.
“Los síntomas físicos del DA son similares a un ataque de pánico, a la angustia, terror y catástrofe inminente que puede desencadenar un desorden fóbico. Sin embargo, son las secuelas emocionales lo que prácticamente paraliza a quienes lo padecen. Los sume en gran desidia e indiferencia y, también, puede propiciar que la víctima de DA cometa ilícitos en 10% de los casos”, dice Desfassiaux.
Las entidades en las que se detectaron más casos de DA entre los trabajadores son Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, además de Durango, Michoacán y Guerrero.
GMSI infiere que este síndrome, tipificado como depresión, lo padece el 10% de los trabajadores de entidades con alto índice de violencia y son tres hombres por cada mujer. La edad predominante en DA es menor a 30 años en 82% de los casos.

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