El público las despidió con aplausos, pero abucheó la decisión
Pelea de poder |
Boca del Río, Ver., 16 de abril. Fue, sin duda, la mejor pelea de boxeo femenil que se ha visto en México. Y si en la primera campanada el público las recibió con una ovación como preludio de la batalla que vendría, al final las despidió de pie y con aplausos, en un duelo digno de dos campeonas mundiales que esta noche demostraron que el boxeo dejó de ser cosa de hombres.
Después de 10 rounds en que Ana María Torres peleó como una guerrera, haciendo honor al atuendo militar con el que subió a combatir, y Jackie Nava mostró una técnica excelsa, los jueces fueron justos y dieron tres idénticas tarjetas de 95-95, en un reflejo más que fiel de la paridad de fuerzas entre dos de las mejores pugilistas del mundo.
Así que en el Duelo de reinas el sitio a la mejor boxeadora mexicana quedó vacante. Torres, la monarca supermosca, fue la entrega total y terminó con la nariz sangrante, mientras Nava, la campeona supergallo, mostró técnica para atacar y defender que ya quisieran los varones, pero eso no le impidió terminar con el pómulo izquierdo herido.
Como lo preveían sus récords, estaturas y calidad, el encuentro fue parejo y cada golpe tuvo una respuesta de igual o mayor magnitud, y si los aficionados abuchearon la decisión fue porque cada bando quería ver ganar a su favorita.
Esta vez el choque fue parejo y el desempate, después de un más que merecido descanso, será por la otra televisora.
La Guerrera dominó los primeros episodios, sobre todo por su ataque incisivo y golpeo abajo y arriba, mientras La Princesa Azteca respondía con un buen manejo de mano izquierda.
El cuarto asalto fue de alarido, con un feroz intercambio que puso a todos de pie y del que las mujeres salieron con claras muestras del fragor de la contienda. Y en el siguiente la tijuanense se tambaleó, aunque su condición física impidió que cayera.
Boxeadoras pero primero DAMAS |
Pero en la segunda mitad de la contienda, Nava encontró refugio en sus movimientos de cintura, en combinaciones rápidas y precisas de izquierda-derecha al rostro de una desconcertada mexiquense.
En el noveno episodio Jackie se daba tiempo de sonreír y golpear a una Guerrera que parecía naufragar en una batalla perdida, pero que en el asalto final reorganizó fuerzas y sacó boxeo de una entrega que no le cabe en el cuerpo: ganó ese asalto y logró así el empate para que se haga otra batalla.
En tanto, a la estadunidense Hollie Dunaway le sobra belleza pero le falta boxeo. La mayoría de los varones la apoyaron en su duelo ante Katia Gutiérrez, pero no tuvo recursos y la sinaloense conquistó el cetro mundial paja de la FIB, por decisión unánime de 97-93, 99-91 y 98-92.
Dunaway subió con sombrero mexicano y se ganó aplausos, pero ese fue su único momento bueno en el cuadrilátero. Desde la primer campanada, la púgil de Los Mochis la vapuleó, sobre todo con gancho de izquierda al rostro, mientras la modelo, con una guardia muy baja, no atinaba a defenderse, por lo que el público le pidió a Katia: ¡A la cara no!
Pero Gutiérrez fue sorda a los deseos masculinos y las peleadoras terminaron la contienda con feroz intercambio en una esquina neutral que les mereció gran ovación. Katia se llevó el cinturón y Hollie los piropos.
Por su parte, la capitalina Jessica Chávez se impuso a la alquimia de los jueces, que sólo la vieron ganar por decisión dividida cuando debió ser unánime y le quitó el campeonato minimosca de la FIB a la tapatía Irma Sánchez.
La Güerita, que realizaba la primera defensa, nada pudo hacer ante volados de izquierda-derecha al rostro y estuvo a punto de caer en varios lapsos de la pelea, pero a duras penas terminó de pie.
La valentía de Sánchez es digna de un mejor boxeo y a su esposo, el promotor de la función, Héctor García, no le quedó más remedio que darle el cinturón a Chávez, quien brincó de gusto y olvidó que un juez la vio perder 95-96, mientras los otros fueron más justos y le dieron puntuaciones de 97-91 y 97-93, algo más acorde con lo que había sucedido, en una noche en la que seis mujeres tomaron un territorio que otrora fue exclusivo de varones.
Al final, ambas peleadoras se manifestaron inconformes con la decisión de los jueces, pues las dos se consideraron ganadoras.
Fuente: Carlos Hernández de La Jornada
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