En la ceremonia que se llevó a cabo en el Museo Memoria y Tolerancia, la presidenta del DIF Nacional subrayó el papel que juegan los padres de familia en la prevención o disminución del riesgo de que los jóvenes abusen del consumo de bebidas alcohólicas.
Los papás tenemos que intervenir, insistió, porque la familia es el primer centro de prevención, y no podemos dejar la responsabilidad a los demás, a las autoridades, los empresarios o los establecimientos mercantiles.
Si como padres de familia queremos que nuestros hijos sean felices, indicó, tenemos que prepararnos con información seria para poder comunicarles no sólo la preocupación de que les pueda pasar algo, sino las consecuencias físicas, mentales y a qué se enfrentan, además de tener una comunicación constante.
Solicitó a empresarios y expendedores de bebidas alcohólicas su compromiso pleno para evitar la venta de bebidas alcohólicas a este grupo de población sin excusa ni tolerancia alguna, porque un menor de edad se identifica de inmediato.
Esta tarea es de todos, de la familia, el establecimiento mercantil y la autoridad y es un asunto de ética, de dar lo mejor para los jóvenes sin necesidad de que nos suceda alguna desgracia para comprometernos.
Al dirigir su mensaje a los jóvenes, mencionó que tienen una enorme responsabilidad porque sus padres de familia les podrán alertar de las consecuencias de beber en exceso, pero no siempre podrán estar con ellos en el momento de enfrentar alguna situación grave.
Al final son ustedes, dijo la Presidenta del DIF a los jóvenes, quienes tienen que enfrentar y decidir a su favor, de verse libres y asumir las consecuencias de sus decisiones, que pueden cambiar el rumbo de su futuro e incluso la de sus amigos.
Finalmente, se congratuló por el Pacto Nacional por la cero Tolerancia al ser un compromiso para contar con una generación de jóvenes con futuro.
Al respecto, el Comisionado Nacional contra las Adicciones, Carlos Tena Tamayo, destacó que el consumo de bebidas alcohólicas en menores de edad daña de manera irreversible el sistema nervioso central, debido a que el proceso de maduración termina hasta los 21 años de edad.
El lóbulo frontal del cerebro encargado del juicio, autocrítica y de detectar situaciones de riesgo es el primero y más afectado por las bebidas alcohólicas, por lo que se altera la toma de decisiones y el control de los impulsos.
También está demostrado que empezar a beber alcohol antes de los 18 años de edad incrementa 16 veces el riesgo de consumir una droga ilegal y se triplica la posibilidad de desarrollar dependencia.
En México beben en exceso nueve de cada 100 menores de 18 años, sin embargo, hay 15 entidades que están por encima de esa media nacional, como el Distrito Federal en donde es de 16.4%, pero en mujeres adolescentes llega a casi 20%. Le siguen Hidalgo, Aguascalientes, Morelos y Michoacán.
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