Durante esta época se puede comer un poco de más, pero después hay que moderarse
Durante
la celebración de la Navidad y el Año Nuevo la población en general come en
exceso porque es parte del significado cultural de las fiestas decembrinas,
pero si lo hace sólo durante estas fechas no tiene mayor impacto en la salud,
lo preocupante es que se vuelva cotidiano y lleve a sobrepeso y obesidad,
advirtió el director Adjunto del Centro de Investigación en Nutrición y Salud
del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Juan Rivera Dommarco.
En
entrevista subrayó que después de la temporada navideña algunas personas suben
un kilogramo de peso en promedio, que después de terminadas las vacaciones
deben bajar, de lo contrario se van acumulando y en el transcurso de 10 años
pasarán de ser delgadas a obesas.
Aclaró
que comer en exceso no representa tanto problema como el hecho de ingerir una
gran cantidad de dulces y bebidas azucaradas, “ahí es donde nos podemos moderar
sin alterar nuestras prácticas culturales”, comentó.
En
el resto del año también hay ocasiones en que se come de más, pero la persona
debe ser consciente que cuando eso suceda, a partir del siguiente día debe
llevar una alimentación balanceada para evitar la obesidad.
Los
mexicanos, dijo, son conscientes de que el sobrepeso y la obesidad dañan, pero
poco saben que es resultado del desbalance entre lo que se come y la actividad
física que se realiza y también es difícil saber si están ingiriendo la
cantidad de calorías adecuadas, señaló.
En
ese sentido, el especialista aconsejó la actividad física familiar como una
medida sencilla que contribuye a disminuir la posibilidad de sobrepeso,
acompañada de la sustitución de refrescos, jugos y bebidas endulzadas por agua
simple, comer la fruta en lugar de tomar su jugo, evitar los alimentos con
exceso calórico como los fritos o muy secos, e incrementar los de baja densidad
como frutas, verduras, sopas, pan integral y tortillas.
Moderarse
en cuanto a los tamaños de porción y no repetir, sino procurar comer más fruta
o verdura, en los que no hay límite. Evitar que los niños ingieran botanas
entre comidas porque producen un incremento del apetito durante el día al
estimular la secreción de insulina, en su lugar darle una fruta o verdura.
Rivera
Dommarco reconoció que en ocasiones es difícil cambiar los hábitos
alimenticios, pero una sugerencia es ir disminuyendo poco a poco la cantidad de
grasa, azúcar o sal de los alimentos que se preparan o que se ingieren, porque
“cuando la reducción es gradual, la persona se va habituando al nuevo sabor sin
percibirlo”. Comentó que con esta dieta prudente y saludable se logra un
equilibrio entre la ingesta y el gasto calórico.
Asimismo,
recomendó a los padres de familia aprovechar las horas que los niños ocupan en
ver televisión para convivir y realizar actividades familiares, “porque
mientras sigamos teniendo una población sedentaria en la que los menores pasan
hasta cuatro horas inactivos frente a los videojuegos o la televisión el
problema no disminuirá”.
En
todas las clínicas y centros de salud se detecta si la persona tiene sobrepeso
y obesidad y se le dan las debidas recomendaciones para atender el problema,
porque es un factor de riesgo de enfermar de diabetes, hipertensión arterial u
otra enfermedad crónica, además del estigma social y la salud emocional que
implica, porque a veces las personas sufren y se deprimen cuando son obesas,
indicó.
Finalmente,
el director adjunto del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del INSP
recordó que de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición,
tiene sobrepeso u obesidad casi 27% de los niños en edad escolar, 33% de los
jóvenes de 12 a 19 años, 70% de mujeres adultas y 65% de hombres mayores de 20
años.

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