Los
niños que son muy impulsivos, tienen problemas de falta de atención e
hiperactividad, a tal grado que les genera problemas en la vida cotidiana y en
la escuela, pueden padecer trastorno por déficit de atención con hiperactividad
(TDAH) un problema psiquiátrico frecuente en la infancia.
Así
lo dio a conocer en entrevista el especialista adscrito al Departamento de
Neurología del hospital Infantil de México “Federico Gómez”, Eduardo Barragán,
quien añadió que este problema afecta a 5% de la población infantil de México.
En
casa tienen dificultades para seguir las directrices que les marcan y parece
que no escuchan cuando se les habla, no pueden organizarse y en la escuela
cometen errores. Con frecuencia saltan de una tarea a otra sin terminar, ya que
evitan situaciones que implican un nivel constante de esfuerzo mental.
La
impulsividad se caracteriza porque con frecuencia actúan de forma inmediata sin
pensar en las consecuencias, están inquietos, activos en situaciones en que es
inapropiado, hablan de forma excesiva, responden antes de que la otra persona
termine, tienen dificultad para esperar su turno y frecuentemente interrumpen.
En la hiperactividad lo más característico es la excesiva actividad motora, los
niños siempre están en movimiento, corren, saltan y nunca quieren ir de la
mano.
El
TDAH es un problema de predisposición genética heredada de los padres, y se
presenta cuando también hay otros factores como la prematurez, peso bajo al
nacimiento, tabaquismo, consumo de bebidas alcohólicas o drogas por parte de la
madre durante el embarazo y trastornos de personalidad en la familia.
Su
origen es el mal funcionamiento de los circuitos de dos sustancias cerebrales
llamadas dopapina y norepinefrina en la región frontal del lado derecho,
encargada de la atención y el control de la hiperactividad e impulsividad.
Esta
alteración se detecta en la edad escolar, sin embargo, los padres de familia
deben estar alertas porque su hijo puede desarrollar el TDAH si fue prematuro y
tiene problemas de desarrollo psicomotriz y habilidades durante el primer año
de vida.
La
falta de atención médica del trastorno incrementa la posibilidad de que el
menor incurra en actos de vandalismo, mentira, robo, consumo temprano de
bebidas alcohólicas, tabaco y drogas, además de embarazos no deseados como una
forma de resolver el sentimiento de frustración que trae consigo.
El
especialista en Neurología del hospital Infantil de México indicó que el
tratamiento es terapéutico, individual y familiar, y quienes tienen mayor
disfunción se les recetan fármacos con los cuales más de 90% de los pacientes
mejora su estado de salud desde la primera o segunda semana de inicio de
tratamiento.
Si
no si no reciben atención médica, en algunos adolescentes se disparan los
problemas de personalidad y afectivos, además aclaró que de acuerdo con los
estudios de seguimiento, ningún fármaco provoca adicción, ni daños cerebrales o
a otros órganos o sistemas.
El
tratamiento habitual dura alrededor de dos años y la mayoría de pacientes lo
suspende al llegar a la adolescencia porque ya no lo requiere, debido a que la
explosión hormonal de testosterona y estrógenos favorece la madurez de las
regiones cerebrales que ayudan a modular y controlar el impulso y la atención,
por lo que los síntomas desaparecen o disminuyen.
Recomendó
que hagan actividad física diaria durante media hora, de preferencia
individual, como artes marciales, caminata, natación o tenis, y evitar los
juegos en equipo porque empeoran la frustración a la que está expuesto.
 

 
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