El ruido afecta
al 70% de los trabajadores de las
oficinas del Distrito Federal y área metropolitana lo que incide en la productividad
descienda hasta 33% y se produzcan
enfermedades como hipoacusia sensorial o disminución del nivel de audición,
dolor de cabeza, cansancio y pérdidas de concentración.
Liliana Silva,
Directora de Mercadotecnia de la firma inmobiliaria Grupo Xtra, mencionó que el
ruido afecta cada vez más a los trabajadores de la zona metropolitana de la
Ciudad de México, “quienes suelen trabajar en ambientes de hasta 80 decibeles”.
Esto, de
acuerdo a Silva, porque laboran en oficinas improvisadas, mal adaptadas o en
sitios no creados para trabajar, como cafés, restaurantes, parques y hasta
lobbys de hoteles.
Con oficinas
mal acondicionadas o improvisadas, el nivel de productividad desciende hasta
33% en promedio y se dificultan tareas creativas y que requieren alto nivel de
concentración como las que realizan trabajadores independientes de
contabilidad, finanzas o áreas jurídicas.
Los perjuicios
que se tienen al trabajar en oficinas mal diseñadas o lugares alternos de
teletrabajo como la propia casa o cafés, son, entre otros:
1. Interferencia con la comunicación.
Para que la palabra sea perfectamente inteligible es necesario que su intensidad
supere en alrededor de 15 decibeles al ruido de fondo. Un ruido superior a
35 ó 40 decibelios provocará dificultades en la comunicación oral que sólo
podrán resolverse, parcialmente, elevando el tono de voz. “A partir de 65 decibelios de ruido, la
conversación se torna extremadamente difícil. El ruido del tráfico en muchos lugares de la Ciudad de México es de
80”.
2. Efecto en actividades mentales. La comprensión de lectura y
tareas verbales similares se afecta con niveles de más de 70 decibeles, el
cálculo se afecta con niveles de más de 40 decibeles, la memoria se afecta
después de los 55 decibeles.
Entorpece
actividades complejas de oficina. La captación de información auditiva se
afecta después de los 60 decibeles, eficiencia disminuye después de los 50
decibeles, mientras la velocidad y calidad para ejecutar una tarea se reduce
significativamente después de los 64 decibeles.
Evitar hablar a
gritos, tener cuidado al mover las sillas, acondicionar moquetas, alfombras,
parqués o incluso láminas de impacto (especie de muelle pare minimizar los
ruidos de taconeos, movimiento de sillas, etc.) son unas opciones para
minimizar los ruidos en la oficina. Sin embargo, “conviene analizar otras
opciones de inmuebles de oficina e incluso optar por sistemas virtuales en
teletrabajo con inmobiliarias que tengan experiencia en espacios de trabajo”,
finaliza Silva.
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