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martes, 4 de junio de 2013

El hombre de las semillas

 
Tratamiento sencillo para enfermedad compleja. Si estimulamos sitios específicos de las orejas, podemos lograr la sanación del paciente: Edgardo Flores Zamora, acupunturista especializado en auriculoterapia
Semillas de mostaza, tachuelas o balines, para curar, el prefiere las semillas. La observación, fuNdamental y el primero de los procedimientos para elaborar diagnóstico.  Auriculoterapia, estudio de un microsistema, en el que, en algo tan pequeño, -la oreja-, está representada la totalidad del cuerpo humano.
“A mí me gusta que las personas me tengan confianza porque sin decirme nada, yo les puedo decir cómo se sienten y de qué están mal. Con la aplicación de semillas, en determinados puntos de la oreja, logramos mejorarles la salud y este cambio lo  notan”, nos comenta Edgardo Flores Zamora, Técnico Acupunturista egresado del Instituto Alcocer de Acupuntura y Medicina Tradicional China.
Agregó que los pacientes pueden cuantificar y monitorear el estado de su condición física, ya que él siempre recomienda hacer estudios clínicos, antes durante y después del tratamiento, pues así tendrán el dato exacto de en cuánto mejoró o no su salud.

En consulta
La sesión inicia con una minuciosa exploración de cada una de las dos orejas, ya que el terapeuta tiene que estar alerta ante marcas, lunares, irritación y/o palidez en la piel, pues estas son las evidencias con las que irá estructurando el diagnóstico.
Por ejemplo: si uno de los laterales del contorno superior de los oídos presenta coloración excesiva, tal vez exista la posibilidad de que se esté desarrollando un tumor en algún órgano; en caso de que la irritación se presente en la parte central superior del contorno de la oreja, presumiblemente se tratará de un dolor de pies.
“Mi mamá era un paciente complicado de gastritis y durante muchos años usó omeprazol, ranitidina, entre otros, hasta que alguien le recomendó que fuera con al Instituto Alcocer de Acupuntura y Medicina Tradicional China con el doctor Tomás Alcocer. Hasta ese momento nada había funcionado pero después de atenderse con los tratamientos de la medicina tradicional china, dejó de tener reflujo o cualquier otro dolor asociado”, recuerda Edgardo Flores Zamora.
Cierto día, -que el auriculoterapeuta Flores Zamora había acompañado a su mamá a consulta-, él andaba husmeando entre los libros y recursos terapéuticos que se venden en una tienda que está dentro del Instituto. Fue el señor Fernando Alcocer, quien le recomendó algunas lecturas y el que le extendió la invitación para que aprendiera medicina tradicional china.
La preparación de Edgardo en esta ciencia milenaria, que de acuerdo con documentos oficiales, data de más de tres mil años, comenzó en julio de 1996. “Mi primera clase en el Instituto Alcocer fue de masajes y la segunda trató de auriculoterapia, me gustó tanto que a partir de ese momento me puse a estudiar todo lo que estuviera relacionado con la oreja y el tratamiento de las enfermedades”, dijo Edgardo.

La semilla
Cuando un sitio  de la oreja se ve descolorido o irritado, es casi un hecho que se sentirá un agudo dolor si se presiona levemente. “De acuerdo con el diagnóstico que reciba la persona en terapia, se determinarán los sitios a dónde se colocarán las semillas de mostaza, con lo que iniciará la estimulación para que a través de los canales de acupuntura, se logre la recuperación de la salud”.
A mí me gusta más utilizar semillas porque en mi opinión trabajan mejor al ser Tierra y por ser cálidas; en cambio los balines y las tachuelas son fríos y se corre el riesgo de que no sean de acero, requisito que de no cumplirse, no podrá lograr su efecto terapéutico.
“Durante la dinastía Han, había un médico en China que decía que para enfermedad complicada había que dar tratamiento sencillo. Se me quedó tan grabado eso, que apliqué muchos tratamientos que sí tuvieron remedio: dolor de estómago, diarreas, migrañas, cefaleas y hasta insuficiencia renal.”, apunta Edgardo.

 “La auriculoterapia es una técnica tan noble que al no ser invasiva no se requiere tocar a las personas para diagnosticarlas, con lo que además sienten más confianza cuando les digo lo que tienen con solo observarles la oreja”, concluyó el terapeuta Edgardo Flores Zamora.

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