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jueves, 3 de mayo de 2012

Robo de arte sacro en México



Cada día se presentan cuatro robos de arte religioso en México lo que representa hasta  ocho millones de dólares anuales y cada pieza puede alcanzar un precio que va desde los mil hasta los cien mil dólares. Al no contar con un catálogo general, no estar aseguradas y no contar con una fotografía de la obra, se  impide  localizarlas las piezas sustraídas ilegalmente, dice Paul Achar, presidente de la Sociedad Mexicana de Autores de las Artes Plásticas (Somaap).
La indiferencia de propietarios y autoridades sobre el arte sacro ha generado que México ostente uno de los primeros siete lugares en mercado negro de arte religioso. “En catedrales y pequeñas iglesias paulatinamente pierden su patrimonio artístico. No se trata sólo de pequeñas esculturas y óleos, sino incluso biombos, retablos y diversas piezas de ornato en altares y cristales”, refiere Achar.
De acuerdo con el experto, es en Tlaxcala y Michoacán las entidades donde mayores robos de arte religioso se han reportado. Incluso, “en tales entidades han ingresado a prisión sacerdotes que cometieron el ilícito”, comenta Achar.
Aunque en el país los robos de arte prehispánico superan las mil piezas anuales, las obras religiosas reportan aún más pérdidas porque no existe un catálogo para identificarlas y al representar imágenes santas los fieles y sacerdotes se niegan a catalogarlas como arte para que no pierdan su halo inmaterial, comenta Achar.
En México existen 20,000 sitios dedicados al culto religioso que albergan hasta cinco millones de piezas de arte sacro, lo que lo convierten en uno de los países más ricos en arte religioso y aunque no se denuncia mucho este hurto, se han contabilizado hasta 30 iglesias afectadas cada semana durante 2011.
Inicialmente se pensó que este robo tenía que ser una especie de protesta religiosa o robo hormiga, pero en el último año se destacó que l 42% de estos robos corresponden al crimen organizado que han encontrado un mercado natural para el arte sacro en el extranjero.
“Las rutas que sigue el robo de arte sacro corresponden a las trazadas para el narcotráfico: México, frontera norte, Estados Unidos y Europa o Asia”, comenta Achar, quien enfatiza que el arte sacro representa una opción de lavado de dinero. Así, el tráfico de estas piezas no sólo se ofrece a través de Internet, sino que se comercializa libremente en mercados populares y hasta en la cajuela de los automóviles a la salida del aeropuero, se queja el Presidente de Somaap.

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