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viernes, 9 de agosto de 2013

Elixir mañanero

Me levanto por la mañana y el solo impulso de todas las responsabilidades inmediatas me basta para empezar el día. Pero lo que realmente me despierta es el delicioso aroma del café recién preparado.
Por: Ma. Luz Maldonado Cancino
Es un ritual que se disfruta desde el primer momento. Abrir la bolsa del café, poner la cantidad exacta en la cafetera, agregar el agua, esperar a que esté listo mientras empieza a propagarse por toda la casa ese aroma tan característico.
Cuando llega el momento de servirlo, todos los sentidos están a la expectativa y el primer sorbo es la gloria.
Desde su descubrimiento, el café se ha vuelto parte de la vida de millones de personas. Diferentes culturas lo han adoptado y adaptado a su estilo propio.
Hervido, sin hervir, con azúcar, sin azúcar, con leche, sin leche. Se han explorado un sinnúmero de posibilidades en la gastronomía de muchas regiones del mundo para incluir el café como ingrediente principal no solo de bebidas, en muchas de ellas el resultado ha sido un éxito.
Hay quienes son expertos conocedores sin ser cafetaleros. La mayoría solo conocen qué marca es buena y qué marca no lo es, en realidad, la marca no importa, lo que importa es el gusto de cada quien. Pero cuando se tiene un gusto tan especial por un buen café es bueno saber de él.
El café básicamente se divide en dos grandes especies, el arábica y el robustaEl café arábica es un café más fino, con variedades como Typica, Costa Rica 95, Bourbon, Caturra, Maragogipe, Catimor y Catuai.
Por su lado el café robusta, que es un café más rudo, también cuenta con variedades, como Uganda, Niaouli y Comilón. Esta especie de café se utiliza más para la elaboración de cafés solubles.
La forma más común en nuestro país de procesar el café, para que de la planta llegue a nuestra casa, convertido en ese grano molido, es  a través del beneficiado húmedo, que consiste en una serie de pasos, entre ellos el lavado, a los que se somete el café para quitar todas sus capas sin afectar su calidad.
De éste proceso más la altitud a la que es cultivado surge la clasificación de bueno lavado, prima lavado y de altura.
Un café cultivado en una altitud de 650 msnm (metros sobre el nivel del mar) o menos, se considera bueno lavado. El resultado es un café de sabor suave, aroma delicado, acidez ligera y poco cuerpo.
Si el café es cultivado entre 650 y 900msnm pertenece a la categoría de prima lavado. El café será de sabor y aroma agradables, buena acidez y buen cuerpo.
Y cuando se cultiva a más de 900msnm se denomina de altura. Las características de éste café serán un aroma exquisito, un sabor delicioso, acidez perfecta y mucho cuerpo.
Otro aspecto muy interesante del café, son los beneficios para la salud de quienes lo consumen. Gracias a los mitos que se han generado en torno al café a lo largo de los años, han sido muchos ya, los que, tal vez por su propio gusto por dicha bebida, se han dado a la tarea de estudiarlo, encontrando múltiples beneficios en su uso frecuente.
Entre las propiedades que se han encontrado figura la gran cantidad de antioxidantes que contiene, casi 30 compuestos del café los poseen. La función de los antioxidantes en nuestro organismo es prevenir o retardar la oxidación de moléculas para evitar la generación de radicales libres quienes son los responsables del daño celular de nuestro organismo y por ende, de múltiples enfermedades.
Otros beneficios son que es diurético, es un estimulante natural, reduce el dolor de cabeza, reduce el riesgo de desarrollar Alzheimer, despierta el sentido de alerta, la concentración y la memoria a corto plazo, mejora el asma y las alergias.
Claro que como todo en éste mundo, siempre debe de haber un punto de equilibrio, el exceso en el consumo no es recomendable. Un par de tazas de café al día pueden brindarnos todos sus beneficios sin perjudicar nuestra salud.




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