Ayer, la marina danesa anunció que se establecería una zona de exclusión de 500 metros alrededor de la plataforma.
Para ellos, las actividades del día incluyen: tomar té, leer, contestar el Twitter, subir fotos, comer, dormir, mantener comunicación por radio, tal vez algunas llamadas con los medios de comunicación y luego otra taza de té antes de acostarse.
La niebla y la nieve se hace más espesa y apenas se pueden distinguir las siluetas de los buques de la Armada danesa y el barco Esperanza, de Greenpeace. El otro navío de la organización, el Arctic Sunrise, no alcanza a distinguirse, pero no está lejos.
Mientras la plataforma Leiv Eriksson se dispone a perforar el lecho marino del Ártico, es difícil imaginar cómo Cairn Energy, o cualquier otra empresa petrolera podía pensar que aquí es absolutamente seguro perforar sin el riesgo de un derrame: con temperaturas de congelación, aguas muy profundas, mala visibilidad y esquivando los icebergs.
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