Bajo nivel educativo, percepción de vejez e inutilidad son factores asociados a
la aparición de Alzheimer, el tipo de demencia más común en México que afecta
del 15 al 30% de la población mayor de
65 años de edad aseveró el Psiquiatra Jesús Ramírez Bermúdez, Director Médico
de Fraternidad sin fronteras, Asociación Civil que le ofrece una vida digna a
discapacitados mentales en estado de
abandono.
La demencia, la enfermedad
más estigmatizada en el país, altera la
memoria, funciones cognoscitivas, lenguaje, percepción, personalidad y
emociones. “Los síntomas que puede presentar el paciente son la agresión,
apatía, vagabundeo, trastornos del sueño y lenguaje obseno, entre otros”,
refiere Ramírez Bermúdez, quien comenta que esta enfermedad tiene un alto costo
económico y social.
“Es la principal cauda de discapacidad en los mayores de 65 años y las
estadísticas suponen que se incrementará a nivel mundial al aumentar la edad en
la pirámide poblacional”, comentó el especialista quien también mencionó que
las demencias más comunes son el Azheimer con 65% de los casos, vascular con
10%; mixta con 10%; cuerpos de lewi con
9%; por alcohol 3%; enfermedad
metabólica 1.2%; Parkinson 0.8%; traumatismo, 0.6% e infección, 0.4%.
“Aunque es multifactorial, algunos factores inciden en la pérdida de funciones mentales que se
manifiesta en deterioro cognitivo-funcional, e impiden a la persona realizar
sus tareas habituales, situación que las vuelve dependientes, entre las que
destacan el sentido de vejez e inutilidad”, manifiesta el médico.
Así, “personas que carecen de un sentido de vida definido, a quienes se
les trata como estorbo o que de plano son desechadas por sus familias, tienen
más posibilidades de desarrollar Alzheimer, así como aquellos que tienen un
nivel de escolaridad limitado porque esto se asocia a menores redes neuronales
que facilitan diversas tareas.”, refiere el representante de Fraternidad sin
fronteras.
En la sociedad actual prevalece la idea de que una persona vale en
función de las percepciones económicas que aporta. Sin embargo hemos olvidado
valiosas contribuciones como la transmisión de valores, cohesión familiar, e
incluso la fantasía y el valor de los sueños en aras de metas tangibles,
inmediatas y efímeras, comentó Ramírez Bermúdez.
La demencia se arraiga más en sociedades altamente competitivas, llenas
de estrés, violencia y falta de respeto, en el que no valoramos a los otros, ni
su personalidad e ideas. Así, “en la medida que avasallamos a los otros y
desvalorizamos su capacidad, desechamos lo viejo y olvidamos el valor de la
experiencia, confinamos a gente sabia a una cárcel cruel e inhumana: la
demencia”, finalizó el médico.
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