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Los programas de empleo y proyectos productivos impactan más positivamente a las mujeres |
El Instituto Nacional de las Mujeres
(INMUJERES) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
presentaron los resultados de la Evaluación Estratégica con Perspectiva de
Género de los Programas de Empleo y Proyectos Productivos, donde se encontró
que para las mujeres hay un mayor impacto (hasta tres veces mayor) que para los
hombres en indicadores como participación laboral, horas de trabajo y casi
igual en la reducción del trabajo doméstico.
De una revisión de las Reglas de Operación de
11 programas federales, se observa que todos tienen en común el objetivo de
incrementar los ingresos de las personas a través del impulso de actividades
productivas, ya sea como empleado o como microempresario, es decir, cubren la
promoción del empleo y fomento a proyectos productivos, de manera que su
inclusión es representativa de los esfuerzos que el gobierno federal realiza a
favor de impulsar el desarrollo de capacidades laborales y productivas.
En general, los programas que apoyan a
proyectos productivos (FONAES, PRONAFIM, PROMUSAG, FOMMUR, FAPPA, en oposición
a los que apoyan el empleo) tienen sistemáticamente mejores resultados sobre
las variables de impacto consideradas. Aunque no son necesariamente los más
grandes en cuanto a cobertura.
De esa manera se encontró un impacto positivo
y mayor para las mujeres sobre el ingreso. Aunque hubo un impacto positivo en
el empoderamiento de las mujeres, el impacto en el empoderamiento de los
hombres resultó mayor.
Las restricciones de tiempo de las mujeres
son una de las causas principales de su baja participación laboral relativa a
la de los hombres y de las diferencias en las remuneraciones. Estas
restricciones se deben principalmente a instituciones informales (estereotipos,
normas acerca de quién debe realizar el trabajo doméstico dentro del hogar).
Las políticas para enfrentar estas
restricciones generalmente se enfocan a la provisión de servicios de cuidados
infantiles, permisos de paternidad en el trabajo, inversión de infraestructura
para liberar el tiempo de las mujeres cubriendo esas carencias y facilitando el
acceso de las mujeres a los mercados.
Por ello es importante facilitar la
participación laboral de las mujeres expandiendo la provisión de servicios de
cuidados infantiles para que se complemente con la oferta de programas de
empleo y proyectos productivos.
Dado que los mayores impactos se encontraron
en los programas que apoyan a proyectos productivos (en oposición a los que
apoyan el empleo) y que estos programas no son lo de mayor cobertura, sería
recomendable identificar las mejores prácticas de estos programas para escalar
la cobertura manteniendo la calidad de la operación y que no se afecten el
impacto potencial sobre indicadores claves como empleo e ingresos.
Según el Índice de discriminación salarial
que toma en cuenta los años de escolaridad de las personas, sería necesario
incrementar en 5.3% el salario de las mujeres para lograr la paridad en
ingresos laborales.
A pesar de que la participación de las
mujeres en la fuerza laboral ha experimentado un aumento y de que entre ellas
el 42 por ciento está en la fuerza laboral (2011), aún se observan importantes
inequidades en cuanto a la remuneración y calidad de los empleos que sostienen.
Cuando la capacidad laboral de las mujeres es
sub-utilizada o asignada erróneamente (debido a la discriminación laboral o
porque existen barreras que les impiden completar su educación, trabajar en
ciertas ocupaciones u obtener las mismas remuneraciones que los hombres) el
resultado es una pérdida económica para la sociedad (WB, 2012).
Mientras que en 2010 los hombres trabajaron
en promedio 44.86 horas a la semana, la mujeres lo trabajaron 37.41 horas
semanales (ENOE, 2010).
Esta brecha en el número de horas trabajadas
tiene su contraparte en el tiempo dedicado a actividades domésticas. De acuerdo
a datos de la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo 2009, mientras que las
mujeres dedicaron a estas actividades un promedio de 42.35 horas a la semana,
los hombres le dedicaron 15.2 horas a la semana.
Los programas analizados fueron: FAPPA (SRA), FOMMUR (SE), FONAES (SE), PAE (STyPS), PET (SCT, SEDESOL, SEMARNAT), POP (SEDESOL), POPMI (CDI), PROARBOL (SEMARNAT), PROMUSAG (SRA), PRONAFIM (SE) y SOPORTE (SAGARPA)
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