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martes, 15 de enero de 2013

Sólo viven 25 años…

En México la principal discriminación laboral es la edad. Se trata de un secreto a voces que sufre el  44% de la población, alrededor de 49.72 millones de personas que tienen 40 años o más y por esa razón no los contratan o los despiden antes de que tengan que jubilarlos. Son “viejos” a los ojos empresariales.

Ante esto aumenta la economía informal en el país que ya suma 14 millones de mexicanos o se abre la opción de generar una empresa familiar que representa el 90% de las empresas privadas en México.
Sin embargo, “la esperanza de vida promedio de las empresas familiares en nuestro país es de aproximadamente 25 años, cifra que puede duplicarse si se implementan herramientas referentes a Mejores Prácticas, que permiten contar con gran cantidad de empresas centenarias como en España”, comenta Mario Rizo, Socio de Salles Sainz Grant Thornton.
Además de la permanencia en el mercado, detonar la institucionalización prepara a las empresas “para una sucesión adecuada y a tiempo, con un plan de continuidad y el establecimiento de reglas del juego”, especifica el  consultor empresarial.
El comenta que el primer paso para iniciar el proceso de institucionalización es que el fundador acepte la situación en la que su empresa y familia se encuentran. Posteriormente deberá apoyarse de asesores que le ayuden a identificar y formalizar los tres círculos de influencia: familia, propiedad y empresa.
“Al interactuar estos círculos conforman órganos de gobierno para la empresa, reconocidos específicamente como Asamblea General de Accionistas, Consejo de Familia y Consejo de Administración”, dice Rizo.
Un paso clave para la familiar es generar la planeación estratégica familiar, donde definen claramente la visión de la familia y su relación con la empresa, sus valores,  mecanismos de comunicación y resolución de conflictos, así como reglas y lineamientos de operación,  estructuras de gobierno, planes de desarrollo y sucesión…
Ahora, la trascendencia de la empresa familiar y su sobrevivencia ante un cambio generacional depende en gran parte del plan de sucesión, el cual debe definir tiempos adecuados. No muy tarde, cuando el líder ha perdido energía, ni muy pronto como para dejar al mando a alguien poco preparado e inclusive inexperto, que pueda ocasionar la caída de la empresa.
Para que la empresa familiar aumente su esperanza de vida, debe implementar la institucionalización, donde son prioritarias  la comunicación, compromiso,  responsabilidad y  planeación estratégica bien definida, clara y adecuada que logre guiar la gestión de empresa y  permitir, de forma simultánea, la armonía familiar, comenta Rizo.
De esta forma los “viejos” lograrán fortalece la población económicamente activa y contribuir al enriquecimiento del país, finalizó el directivo.

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