Las condiciones económicas
actuales impiden un impuesto sobre alimentos y medicinas porque no es
proporcional al esfuerzo que haría el mexicano promedio para cubrir dicho
gravamen respecto del pequeño grupo al cual no le afecta el pago del mismo dice
Mario Rizo, socio de Salles Sainz Grant Thornton, empresa de consultoría
contable y fiscal.
Sobre el Impuesto al
Valor Agregado para 2013, el grupo conformado por el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas,
el Instituto Mexicano de Contadores
Públicos, el Colegio de Contadores, la Academia de Estudios Fiscales y la
Barra Mexicana de Abogados, proponen que la tasa sea 16 % para toda operación
gravada, menos las exportaciones, con lo que se cierra la brecha para generar exenciones, dice Rizo.
México recauda alrededor
de tres puntos del PIB mediante IVA, en comparación a los 6-9 puntos que
representan para otros países con la misma tasa; esto explica además por qué
los países que recaudan un mínimo de 18% de IVA se encuentran en mejores
condiciones que México. Por eso, “es urgente reducir el tamaño de la
economía informal que afecta una recaudación acorde a los demás países de
la Organización y Cooperación del Desarrollo Económico; esta reducción
permitiría una adecuado cobro sin requerir al contribuyente un pago mayor
de acuerdo a Rizo.
Las estadísticas no sólo
se deben a la tasa impositiva del país, sino también a los bienes y servicios
que se sujetan a la recaudación de IVA, ya que en cada país es distinto el
alcance del impuesto mencionado.
Así se requiere ampliar la base de contribuyentes
y por paradójico que parezca “es necesario eliminar algunos de los impuestos
(IETU o ISR), simplificar la determinación de los impuestos y disminuir las tasas impositivas para que no
sea atractivo evadir la carga tributaria. De igual forma se debe tener un
impuesto general al consumo, sin tasas “cero”, para que se facilite su control
y recaudación”, dice Rizo.
Entre 2001 y 2010 el
crecimiento promedio del PIB en México fue de 1.7%, que ubicó a México en el
lugar 154 mundial en ritmo de crecimiento según cifras del Fondo Monetario
Internacional. A partir de estos datos, el sector gubernamental debe hacer un
esfuerzo para que el Congreso apruebe las reformas necesarias para migrar de
una política recaudatoria sobre la misma base de contribuyentes a una política
hacendaria que privilegie la reinversión
de las utilidades, inversión privada
y directa, especialmente en sectores
estratégicos como la educación y la salud, así como la invención y la
innovación en tecnologías sustentables.
“Es necesario dejar de premiar
a los grupos socialmente vulnerables o sectores primarios con exenciones
fiscales, en lugar de ello estos sectores deben ser destino de una verdadera
redistribución equitativa de los ingresos. Es decir, estimularlos con
infraestructura socialmente útil y no con indultos fiscales que a nadie
benefician”, menciona Rizo.
El experto asegura que
se debe promover una reforma al Sistema Nacional de Coordinación Fiscal, ya que
los estados y municipios deben ser menos dependientes de las aportaciones y
participaciones federales y deben fijar contribuciones que sean proporcionales
tanto en su recaudación como en su destino, para que el recurso se aplique donde se genera centros de desarrollo
económico reales y no creados.
En sí, “se debe abandonar el
principio de subsidio que nos ha hecho tanto mal: si una localidad es
productiva, sea por sus recursos naturales, por su entorno, por su gente, ahí
debe quedarse el producto de la recaudación tributaria, sin perjuicio de que una porción de esa
riqueza se destine a detonar crecimiento en otros lugares menos favorecidos”.
Finalmente, de acuerdo al
experto, se debe simplificar la
determinación de los impuestos de manera general, es decir, que sea fácil
pagarlos y que proporcionen seguridad
jurídica a los contribuyentes que siempre cumplen.

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