El cáncer de próstata es el tumor maligno más común en la
población mayor de 50 años, y en adultos mayores se ubica entre las principales
causa de muerte, sin embargo, esta enfermedad se puede prevenir o detectar en
etapas tempranas a través de exámenes anuales como el estudio de antígeno
prostático específico, tacto rectal y ultrasonido.
El especialista Omar Hernández León, médico adscrito al
Servicio de Urología del Hospital Juárez de México, explicó que en esta
enfermedad intervienen diferentes
factores, principalmente genéticos, hábitos alimenticios (dieta rica en
grasa animal) y la adicción al tabaco.
“Si en una familia hay antecedentes de que el abuelo o el
padre desarrolló cáncer de próstata, es necesario que al cumplir 45 años, sus
descendientes en primer y segundo grado se realicen cada año un chequeo para
detectar a tiempo este padecimiento”, subrayó.
Explicó que el antígeno prostático específico se mide en
una muestra de sangre extraída del brazo. Si se detecta un índice elevado de
esta sustancia se puede sospechar que se padece cáncer de próstata, aunque para
confirmar el diagnóstico será necesario realizar un tacto rectal.
Un problema que enfrentamos para diagnosticar la
enfermedad es que al inicio es
asintomático, por lo que desafortunadamente los casos que identifican se
encuentran en etapas muy avanzadas de la enfermedad
Hernández León señaló que el principal síntoma que
manifiestan estos pacientes es el dolor óseo, debido a que este tipo de cáncer
invade los huesos, principalmente la columna vertebral.
Mencionó que en la actualidad se cuenta con varias
opciones terapéuticas si el cáncer aún no se ha diseminado o invadido otras
áreas del cuerpo, y van desde cirugías abiertas o laparoscópicas, quimioterapia
y radioterapia; sin embargo, lo más efectivo es la prevención.
Ante esta situación, enfatizó que es importante que los
varones tomen conciencia de visitar por lo menos cada año al médico y
realizarse un chequeo completo de su salud, sobre todo quienes tienen
antecedentes familiares de algún tipo de neoplasia maligna.
Finalmente, recomendó tener una alimentación rica en
frutas y verduras, sobre todo consumir jitomate, ya que contiene licopeno, un
antioxidante que pertenece a la familia de los carotenoides y que puede ayudar
a reducir el riesgo de desarrollar cáncer.

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