Las reglas de operación de los programas destinados a
mujeres deben revisarse y, en su caso, modificarse con la finalidad de asegurar
el empoderamiento económico de la población femenina, aseguró Lorena Cruz
Sánchez, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres.
La presidenta del INMUJERES, Lorena Cruz Sánchez,
enfatizó que es absolutamente necesario empoderar a las mujeres en México, que
hoy viven en una franca e injusta desventaja: sólo tres de cada 100 mujeres son
empleadoras, en su gran mayoría de micro y pequeñas empresas.
La funcionaria federal puntualizó que se requiere
fortalecer y ampliar esa pequeña franja de mujeres que lideran sus propios
negocios, porque en las mujeres existe un extraordinario potencial para llevar
a México hacia un sostenido desarrollo económico que eleve el bienestar de toda
la población.
"Que las mujeres sean dueñas de un puñado de mini
empresas y que las asalariadas obtengan un sueldo menor al de sus pares varones
es producto de una desigualdad que hunde sus raíces en las numerosas brechas de
género”, señaló.
Apuntó que la presencia de las mujeres en actividades
económicas se incrementa diariamente y, de hecho, ha habido un cambio significativo:
hace 40 años dejaban de trabajar para criar a sus hijos, pero ahora ya no hacen
pausas: quienes tienen entre 30 y 49 años de edad conforman el grupo de
trabajadoras remuneradas más numeroso de México.
Las mujeres, subrayó, participan cada vez más en alguna
actividad económica. Hoy lo hacen por lo menos cuatro de cada diez mujeres
mayores de 14 años de edad. Sin embargo, dijo, las desigualdades de género
mantienen desequilibrios que impiden a las trabajadoras de todas las edades mejorar
su situación vital y limitan no sólo su bienestar sino también el acceso a
bienes y servicios elementales.
La discriminación de género, acusó, también es observable
en la disparidad de salarios entre hombres y mujeres que realizan trabajos
iguales. Recordó que el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, ha manifestado
la necesidad de incrementar al menos en un cinco por ciento las percepciones
económicas de las mujeres para acercarlas a una mayor igualdad salarial con
respecto a los trabajadores varones.
En el sector industrial, precisó, la disparidad se
expresa con mayor crudeza, pues el salario de las mujeres es casi un tercio
menor que el de los hombres.
Expuso que el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018
marca, con toda claridad, la obligatoriedad de reducir la brecha entre mujeres
y hombres fortaleciendo esquemas de apoyo y atención para mejorar la condición
laboral de las mujeres y su bienestar económico; impulsando la participación de
las mujeres en el sector emprendedor a través de la asistencia técnica;
quitando los obstáculos que impiden su plena participación en las actividades
económicas remuneradas; desarrollando productos, servicios y esquemas financieros
que consideren la perspectiva de género; y estableciendo mecanismos de
evaluación sobre el uso de recursos públicos destinados a promover la igualdad
de oportunidades entre mujeres y hombres.

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