“La prioridad de las compañías es
incrementar las ventas y así disminuyen
costo y precio de venta con agresivas campañas de marketing y créditos a
los clientes. Sin embargo, se aumenta el riesgo de insolvencia”, dice Rizo.
Las llamadas ventas “locas” en
las que las políticas de crédito son muy flexibles o discrecionales, aparecen
en épocas recesivas o de incertidumbre y pueden generar incrementos ficticios
de utilidades porque las ventas no se ven reflejadas en los ingresos y se
presentan altas tasas de insolvencia.
Existen tres razones por las que
los clientes retrasan sus pagos: problemas de negocio en marcha y falta de
liquidez, intención de financiamiento a costa de los proveedores o la nula intención
de pagar. “En cualquier caso la morosidad aumenta hasta 100% cuando se carecen
de estrategias de cobranza”, menciona Rizo.
Una adecuada política de créditos
es el principal factor para prevenir la morosidad, pero paradójicamente
“durante las crisis se convierte en el factor más flexible y negociable, al
grado de que se olvida investigar el historial crediticio, analizar la
situación financiera actual, solicitar referencias suficientes y confiables,
investigar la percepción que tienen del cliente sus acreedores y otros
proveedores”.
Asimismo, aunque al aprobar una
línea de crédito deben determinarse el monto y el plazo para no sobrepasar su
capacidad de pago ni afectar los flujos de la empresa, “cuando existe más
presión para incrementar las ventas se detecta más flexibilidad en cuanto a
montos y plazos de crédito admitidos”, refiere Rizo.
Alta cartera vencida
La cobranza es un área descuidada
en la mayoría de las compañías, de ahí que sea una de las menos efectivas,
comenta Rizo. Para el experto, uno de los errores más grandes es estandarizar
la cobranza, pues los procedimientos
deben establecerse para cada cliente en diversas situaciones.
El experto recomienda ser firme
pero flexible a la negociación, comenzar exigiendo la totalidad de la deuda y
negociar a partir de este punto, ya que dará idea de la disponibilidad y
posibilidad que tiene el cliente para pagar, aunque es importante escuchar las
razones que expone el cliente para no cubrir el pago y después planear una
solución o ayudarle a que juntos la elaboren.
Lograr un acuerdo, cerrar el
trato y fijar un plazo para cubrir el adeudo son los pasos subsecuentes según
Rizo quien finalmente aconseja ser persistentes y estar al pendiente del
cliente para darle seguimiento a lo acordado.
“El personal de cobranza deberá fungir como un
elemento que busca con determinación recuperar el dinero de la compañía pero a
la vez como un mediador con trato cordial que comparte y comprende la
problemática y que ayudará al cliente a buscar la mejor forma de cubrir sus
pagos”.
En las empresas en las que se promueve la
negociación, capacidad de generar acuerdos y de buscar de manera conjunta la
solución de problemas, los juicios legales disminuyen en más del 80%, mismo
porcentaje que se presenta con la cartera vencida, finaliza Rizo.
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