Una de cada tres empresas en México presenta fugas de capital por falta de control y descuido en sus operaciones y en el 80% de ellas existe al menos uno de los cinco “ladrones invisibles”: desconocimiento, obesidad, robo hormiga, cabezas huecas y tradición, dice Mario Rizo, Socio de Salles Sainz Grant Thornton.
Aunque las pérdidas que generan esos delincuentes pueden
ser de hasta 38% de las utilidades, paradójicamente “pasan desapercibidos y día
a día suman más fugas para las compañías de todo tipo: desde transferencia
ilegal de clientes a dinero echado a la basura prácticamente, inercia y pérdida
acelerada en la participación de mercado”, dice Rizo.
Los también llamados ladrones miméticos pueden eliminarse
mediante medidas sencillas. “ No es necesario realizar grandes cambios o
costosas inversiones para conformar una empresa sustentable y financieramente
viable, libre de ladrones invisibles. En general basta Conformar una empresa
consciente, considerar riesgos y analizar la información”, aseguró el también
autor de “El Sucesor”.
Estos son los ladrones invisibles de las empresas de
acuerdo a Mario Rizo:
Desconocimiento.
Es el delincuente aparentemente más inicuo y el que mayor
daño puede generar a la empresa. Se aprovecha de que empresarios y directivos no
consideran importante recopilar información necesaria que les permita conocer a
detalle todas las actividades y funciones realizadas por las diferentes áreas
de la empresa, para poder evaluar y mejorar su funcionalidad y la contribución
del personal, interactuar con otros departamentos y lograr el impacto económico
que esto podría generar a la organización.
“Para contar con información detallada, es fundamental
que exista una descripción de puestos, donde se estudian y determinar los
requisitos, responsabilidades y condiciones que el puesto exige para ser
desempeñado adecuadamente. El conocimiento de las herramientas usadas permite
diferenciar entre lo realmente necesario y lo que no se utiliza adecuadamente”,
refiere Rizo.
Asimismo, “las evaluaciones periódicas del personal permitirán determinar si se cuenta con los
recursos humanos aptos para los puestos que conforman las diferentes áreas de
la organización y determinar si se
requiere de la reestructuración de personal en alguna de las áreas”, dijo el
también catedrático universitario.
Obeso
Un ladrón que puede llevar a la bancarrota hasta a la
empresa con mayor solidez financiera.
Según el directivo, “existen activos utilizados por el
personal como muebles, equipo de cómputo, maquinaria, equipo de transporte,
entre otros, que no son necesarios para la realización de las actividades
principales de la empresa y que representan una pérdida de recursos e
incremento en los gastos de operación, por lo que bien podría prescindirse de
ellos”.
Asimismo existen muchos otros activos que “no son
explotados al máximo y que representan una subutilización de recursos que
podrían reasignarse. Es importante considerar los espacios usados y explotados
en los cuales pueden existir inventarios en exceso. Se recomienda realizar una
nueva organización de la planta u oficinas para hacer más eficientes los espacios y los equipos. Incluso en caso
de existir espacios sobrantes, éstos podrían ser rentados”.
Obeso es el ladrón que se “come” a la compañía a grandes
y acelerados bocados.
Robo hormiga
Es un ladrón que llena sus bolsillos “de poco a
poquito” pero ocasiona pérdidas de entre
30% y 35% en empresas de cualquier tamaño y que pueden mermar hasta en un 10%
el inventario de las organizaciones.
El robo hormiga es un delito cometido al interior de las
empresas por los propios trabajadores, visitantes o proveedores, lo que
dificulta su detección oportuna.
Por eso “es importante fortalecer el control de los
inventarios y activos físicos para evitar desvíos de los recursos de su
empresa. Para mejorar la seguridad de la empresa y el control de inventarios el
consultor de empresas recomienda: instalar cámaras de circuito cerrado, manejar
áreas restringidas, contar con políticas de inspección, utilizar sellos de
seguridad, manejar perfil de los empleados y tener personal de seguridad en
áreas susceptibles al robo.
Cabeza hueca.
Se trata de los delincuentes que no aportan. Pueden tener
un gran perfil laboral y muchas competencias pero simplemente limitan lo que
otorgan a la compañía.
Según Rizo, “para optimizar el funcionamiento de la
empresa, ya sea en el desarrollo de los procesos, el producto o el servicio, en la reducción de costos o
búsqueda de nuevas oportunidades de crecimiento, se podrán obtener ideas de los
diferentes miembros del personal. Para lograrlo es necesario propiciar su
participación mediante campañas y procedimientos internos que los inviten a
opinar, lo que logra además mejorar la motivación al hacerlos sentirse valiosos
por ser tomados en cuenta y se incrementa la eficiencia laboral”.
El consultor de empresas dice que algunas sugerencias
para fomentar la aportación de ideas son convocar reuniones periódicas
(desarrolladas de manera efectiva) para revisar los objetivos, la relación con
los clientes, la capacitación continua y preguntar a los diferentes
colaboradores sus ideas para mejorar el área en que se desempeñan y la compañía
en general.
Tradición.
Es el ladrón que apuesta por la inmovilidad e ignora los
cambios en las necesidades y expectativas de mercado. Su disfraz es la
tradición pero en realidad es un retrógrada que actúa basado en la comodidad.
“Es importante que la compañía esté preparada ante los
constantes cambios del mercado. La innovación va de la mano con el éxito, y
puede ser aplicada en toda la empresa, desde el desarrollo de nuevos productos
o servicios, la automatización de ciertos procesos para efectos de simplificar
las funciones hasta la manera de mantener a sus empleados motivados y
satisfechos”, mencionó Rizo.
Encarcelar a los ladrones
Para el socio de Salles Sainz Grant Thornton existen tres
maneras de atrapar a los delincuentes invisibles:
Conformar una empresa consciente
La empresa consciente mantiene motivados a sus empleados
para que se comprometan a cumplir sus tareas y sobrepasar sus límites, así como
evitar que se tenga una mala percepción de los niveles jerárquicos más altos.
Considerar riesgos
No importa si la empresa es nueva en el mercado o se encuentra posicionada dentro del mismo, es
importante que se cuentes con una gestión y control de riesgos eficiente, que
se traduce en un beneficio económico importante. Es esencial contar con un
seguro para los activos tangibles o los activos:
Las coberturas abarcan desde incendios, desastres
naturales, corrosión de tuberías, robos de mercancías, dinero o equipo de
cómputo, transporte, entre otros, robo de valores propios, de empleados y
clientes, abusos de confianza, fallas en equipo en general, responsabilidad
civil de trabajos, entre muchos otros, por lo que se recomienda que se informe
al respecto.
Analizar la información
Si bien es cierto que la información fluye en enormes
cantidades, es necesario estar al pendiente de ciertos indicadores que te
señalarán la situación actual del negocio.
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