El escritor Jorge Aguilar Mora dijo que para escribir en México hay que apretarse el cinturón o bajarse los calzones |
Por: Héctor Ramos
Con los guantes
puestos, Alejandro Toledo arremete contra los embusteros de la escritura y
propone una estructura sólida para adentrarse con rigor en el estricto mundo de
la literatura y el periodismo cultural.
Autor de obras como De puño y letra: historias de boxeadores y Las batallas de Gutiérrez Vivó, en las que convergen las técnicas
del periodismo con el lenguaje narrativo, Alejandro Toledo comenta que él
percibe a muchos escritores más interesados en convertirse en figuras públicas
que en hacer una obra sólida, que parecen lograr ese objetivo logran al
adherirse al sistema de la industria editorial establecida.
“En eventos como la Feria del libro de
Guadalajara –por ejemplo–, la gente va a conocer a los autores no para leerlos
sino que los quieren ver, se vuelve como un espectáculo”, dijo el periodista que
ha colaborado para las secciones culturales de Proceso y El Universal.
De acuerdo con “Alejandro kid, guantes de tinta Toledo”, –como respetuosamente fue
bautizado en este texto–, en España el mercado editorial es una especie de
pasarela hollywoodense: se promueven obras de escritura sencilla que son como
pre-guiones, listos para llevarlos a la pantalla, sin complicaciones verbales.
“Son una marca, un sello, literatura light
parecida a la comida rápida”.
Agregó que un mal de nuestra modernidad es
que los creadores publiquen malos libros, los promocionen en todas las ferias
posibles, estrechen amistad con los editores, den entrevistas y construyan la
mentira de que son autores importantes. “Luego los lees y te das cuenta de que
no hay soporte”, advirtió Toledo, “que la fama pública no se corresponde con la
pobreza de la obra.”
La cuna
negra
Durante una entrevista grupal, dirigida a
estudiantes de Ciencias de la
Comunicación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM , se señaló a Carlos
Fuentes como el iniciador de un modelo que ha
prosperado, según el cual no importa lo que se publique sino que el acento está
en la forma en que se sostiene la figura pública. “Los últimos libros de
Fuentes eran, como apuntó Armando González Torres en Letras Libres, verdaderos insultos a la inteligencia.”
Uno como lector tiene el derecho a poner a la
novela en su lugar, si es que ésta no lo convence, dijo.
Respecto al cerco y marginación que un
escritor puede experimentar si no se acopla al sistema de la República de las Letras,
citó el caso de Jorge Aguilar Mora, quien tras escribir La divina pareja: historia y mito en Octavio Paz, fue confinado al
aislamiento.
“Ante el rechazo del círculo de intelectuales,
que era entonces muy estrecho, Aguilar Mora se fue a vivir a Estados Unidos. Escribe
allá una obra que me parece sólida, de la que destaco Una muerte sencilla, justa, eterna: cultura y guerra durante la
revolución mexicana. Él sigue haciendo su trabajo muy al margen de todo”,
dijo “El kid guantes de tinta Toledo”.
De esta época se desprende una frase célebre del
mismo Aguilar Mora: “Para escribir en México hay que apretarse el cinturón o
bajarse los calzones”.
La
complicidad
Retrocediendo en el tiempo, el entrevistado
comentó que el escritor Salvador Elizondo en alguna ocasión le dijo que le
molestaba ser más conocido que leído. Este fenómeno de la época presente, considera
Toledo, ha sido favorecido porque el periodista cultural casi no lee, aunque
cubra la fuente literaria, y se guía por lo que la gente de relaciones públicas
de la editorial le indica. “Aceptan esa valoración porque dicen no tener tiempo
para la lectura, lo que es muy triste.”
Con la guardia en alto y tirando una
combinación de golpes rectos con cruzados, Toledo dice que el equívoco del buen
escritor es descrito por Gabriel Zaid en su libro El secreto de la fama. Precisa: “Los medios deberían perder el
miedo a la crítica. Creen que ésta debe ser incómoda; los críticos están
limitados y controlados. Por ejemplo: a los reseñistas no se les da la libertad
para armar su propia agenda crítica, se les usa como perros de caza para atacar
a los enemigos y cuidar a los de a familia.”
Inspirado y acertando golpes en su oponente, “El kid guantes de tinta Toledo” apuntó
que la regulación –o autocensura– sucede en todos los medios de comunicación.
“Si alguien piensa que va a conocer la realidad del país a través de la
televisión, la radio y la prensa, está equivocado”, sostuvo. “Con el PRI
regresaron los viejos controles de los medios.”
Rememoró al periodista José Gutiérrez Vivó, a
quien describió en dos etapas: la primera como un buen modelo de crítica, que
posteriormente acaso se convirtió en una persona egocéntrica y empresarialmente
irresponsable. “Gutiérrez Vivó era un periodista completo, ya no hay uno como
él; a Carmen Aristegui acaso le falla la ideología, que en ocasiones pesa más
que la búsqueda de información veraz, y los demás medios están controlados”,
dijo Alejandro Toledo.
Tuiterato
“Los medios siguen viviendo del poder y ahora
con el regreso del PRI el poder confía en usarlos, además hay mucho dinero
invertido y por eso no hay crítica a Enrique Peña Nieto, de ahí la construcción
de una imagen positiva en torno al presidente. No sé si haya gente que se dé
cuenta de que hay un engaño continuo, porque las personas siguen viendo las
telenovelas en la noche, el noticiero de Joaquín López Doriga y escucha a Ciro
Gómez Leyva”, suelta con golpe al hígado, “El
kid guantes de tinta Toledo”. Cree que la comunidad crítica sigue siendo
una minoría.
Llevando a las cuerdas a su rival y con una
serie de jabs, ahora dice que medios
alternativos como las redes sociales y los blogs,
están empujando a los medios tradicionales a hablar de cosas que habitualmente
no cubrirían. Contó la anécdota de uno de los atropellos del primero de
diciembre de 2012, cuando Enrique Peña Nieto asumió la Presidencia. “Una
amiga de mi hija, que estudia teatro y estaba ensayando en la calle con sus
compañeros, fue detenida sin que tuviera algo que ver y como testigos están los
videos. En los diarios no se mencionaba lo ocurrido y fue la presión de las
redes sociales lo que los obligó a cubrir esos hechos.”
Como si le hubieran pegado con un golpe recto
a la cara, de la celebración del 7 de junio Alejandro Toledo comentó en Twitter
que la mayor libertad de expresión en México era la de los gestos. En su cuenta
#ToledoBloom, por cierto, se presenta como “escritor y tuiterato”.
Guantes
de oro
“Kid
Toledo” refiere que su preparación en los gimnasios de la literatura y del
periodismo comenzó a principios de la década de los ochenta, cuando él tenía 20
años. Se inició como colaborador del suplemento Sábado, del diario unomásuno,
entonces dirigido por Fernando Benítez.
Asiduo lector desde temprana edad, Alejandro
Toledo se dio cuenta de que en ocasiones los autores habitaban en la misma
ciudad que él, por lo que podía ponerse en contacto con ellos para
entrevistarlos. “Ese fue el caso de Vicente Leñero, con quien tuve la oportunidad
de platicar sobre Asesinato”. Precisó
que la entrevista con los autores sólo era posible sí él ya había leído el
libro, antes no. “Me acercaba a ellos como lector de sus obras. Así me inicié
en el periodismo cultural.”
La trayectoria de Alejandro Toledo en los
medios impresos continuó en las secciones culturales de los semanarios Proceso y Macrópolis. Posteriormente llegó al periódico El Universal, a la sección de deportes, en donde elaboraba crónicas
y reportajes especiales. En este rotativo es donde comienza a involucrarse con
el mundo del boxeo y del futbol.
“Al principio yo no tenía ni idea de lo que
estaba viendo. Es distinto ir como aficionado a un encuentro deportivo que con
la idea de escribir sobre ello, por eso conversaba con los managers y
deportistas para empaparme del lenguaje que se requería para describir esas
atmósferas. Por eso también me puse a buscar literatura deportiva.”
Como investigador de literatura ha revisado
los archivos de autores como Efrén Hernández y Francisco Tario, en cuyas
búsquedas ha encontrado numeroso material inédito. En su faceta de compilador
ha realizado, entre otras, las siguientes antologías: Poemas y narraciones sobre el movimiento estudiantil de 1968, en
colaboración con Marco Antonio Campos, o Historias
del ring, junto con la también periodista Mary Carmen Sánchez Ambriz.
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