Mientras el Abogado
se posiciona como una de las profesiones con mayor mercado laboral y se estima
que integra una de las tres profesiones que más altos honorarios puede tener,
junto con el Médico y Contador, según diversas agencias de empleo y head
hunters en México, también existen riesgos profesionales si no cuentan con una
sólida capacitación profesional y se carece de entrenamiento dice Manrique
quien alerta: de las malas universidades egresan profesionistas que no sólo
arriesgan patrimonio y bienestar de sus clientes, sino que arriesgan su propia
integridad física.
Los riesgos de
quienes estudian en las universidades “patito”, que entregan títulos
profesionales hasta en seis meses, crecen a medida que el cliente que los
contrata es más famoso u ostenta poder.
“Según la notoriedad
del caso, los litigantes mal preparados pueden enfrentar intervención de su
línea telefónica, auditorías especiales o vigilancia policial y otras prácticas
intimidatorias. En los casos más graves los abogados y sus familias pueden ser
amenazados o agredidos físicamente hasta por sus clientes si pierden el caso o
se niegan a obedecer órdenes de quienes los contratan”, refiere Manrique, quien
menciona que las acciones intimidatorias pueden contrarrestarse al saber
litigar y tener entrenamiento profesional en escenarios reales.
Respecto a los
abogados que defienden a víctimas de derechos humanos por parte de funcionarios
públicos, “si tienen una preparación endeble sufren agresiones y amenazas”,
comenta el Rector del Colegio Jurista quien menciona que estas agresiones
provienen de los propios inculpados o las instituciones a las que sirven, de
sus amigos y familiares e incluso de grupos o individuos ajenos que consideran
que tales abusos son justificados o merecidos.
“La preparación
mediocre genera una alta vulnerabilidad del abogado”, resume el Jurista.
“En ocasiones se les
ofrece protección inicial a los abogados, pero al demorar el proceso se les
obliga a abandonar su trabajo por temor a represalias. En otras ocasiones los
abogados son desaparecidos. No existe una gran difusión al respecto pero dentro
de la profesión se conocen tales peligros”, dice el Rector quien remarcó que
muchos litigantes desconocen planes de acción concretos para minimizar riesgos
inherentes a su profesión.
“Muchos riesgos se
desconocen porque quienes imparten materias claves no litigaron y carecen de
experiencia que transmitir. La pericia en casos reales no puede sustituirse con
la teoría y es lo que falta en el 70% de las universidades que imparten
Derecho”, lamenta el Rector.
A nivel federal se
dan muchos casos en los que los juristas corren peligro, pero el 70% de los
riesgos se registran en los estados donde los gobernadores y caciques gozan de
un gran poder. “Existe una alerta roja cuando un abogado se dedica a casos en
los que se lesionan intereses a los negocios de políticos locales, caciques o
sus prestanombres. Este riesgo aumenta en correlación a las zonas más
peligrosas del país y los principales abogados lesionados son quienes
desconocen cómo blindarse de cualquier peligro”, mencionó Manrique.
Otro grupo de
especialistas que presenta gran riesgo en el ejercicio de su profesión son los
abogados fiscalistas, que son sujetos a auditorías especiales por parte de la
agencia tributaria o de la Secretaría Tributaria para disuadirlos a aceptar
algunos casos. “Preparación endeble es caldo de cultivo para abusos y peligros
en la profesión”, asevera Manrique
“En sí, los únicos
abogados que no presentan altos casos de intimidación son los abogados
altamente capacitados y que cuentan con entrenamiento en escenarios reales y
con actualización y preparación continua en diversas materias”, finaliza
Manrique.
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