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| Consecuencias del deterioro ambiental de acuerdo con José Sarukhán |
El impacto del ser humano en el planeta es
tan importante que el Premio Nobel de Química 1995, Paul Crutzen, acuñó el
término antropoceno para describir un nuevo periodo geológico que inició hace
un par de centurias, cuando la conducta de la especie homo sapiens comenzó a
alterar paulatinamente todos los ecosistemas terrestres.
Otros científicos, entre ellos José Sarukhán
Kermes, coordinador de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la
Biodiversidad (CONABIO), coinciden con el Premio Nobel en lo acertado de este
concepto.
En conferencia, dictada en el marco del 8° Congreso
Internacional de Arquitectura con Alta Tecnología en Bioclimática y Diseño
Sustentable, organizado por la Facultad de Arquitectura de la UNAM, el ex
rector de la UNAM aseguró que el mundo no se acabará por el daño que la
humanidad ha venido ocasionando al medio ambiente, lo que si se terminará,
enfatizó, de no tomarse acciones sostenidas para detener el deterioro de la
naturaleza, es la vida digna, adecuada y justa, tal como la conocemos.
Impacto
del ser humano en el ambiente
El biólogo consideró que hay tres factores
que explican el impacto del ser humano en el medio ambiente. El primero es la
población, cuántos individuos viven en el planeta. Hace 10 mil años, la biomasa
de los seres humanos y los animales de los que se alimentaba, constituían el
0.1 por ciento del peso total de los vertebrados que había sobre la Tierra; en
la actualidad, el peso de la humanidad, más los animales que cría para alimento
y compañía, representa el 98 por ciento de la biomasa total de vertebrados.
En el presente siglo, siempre y cuando la
tasa de fertilidad por mujer mantenga su tendencia a la baja, se alcanzará un
pico de población de 9 mil 200 millones de habitantes, siendo los países en
vías de desarrollo los que más contribuyan a este número.
El segundo factor, según Sarukhán, es el
consumo por habitante, estrechamente relacionado con la afluencia económica de
la población. Las tendencias indican que en el futuro, habrá más gente con más
recursos y mayores demandas que las actuales, lo que ocasionará una presión exponencial
sobre los recursos naturales.
Los países que tienen mayores demandas de
consumo son, sin duda, las naciones desarrolladas. Desde hace cincuenta años,
el país que ha tenido el primer lugar desde el punto de vista de demandas de
recursos y energías es Estados Unidos pero naciones como China transitan en la
misma dirección.
La propuesta de los expertos, para incidir en
este segundo factor, es que haya una mejor distribución en la energía y los
recursos que demandan los habitantes del mundo desarrollado y los que exigen
los pobladores de países en desarrollo, mediante el uso de estrategias que
garanticen una vida digna en todas las naciones.
El tercer factor, de acuerdo con el doctor
por la Universidad de Gales, en Gran Bretaña, es la tecnología. Sería deseable,
dijo, que se establezcan, en todos los países, incentivos económicos y sociales
que impulsen el desarrollo de energías limpias y eficientes.
La
agricultura, el modificador más grande de la diversidad biológica
Desde hace 8 mil años, el ser humano inició
la degradación de los bosques y selvas en todo el mundo para obtener terrenos
agrícolas, y esta no se ha detenido. Los mayores cambios se observan en el
campo, cuando los huracanes arrastran y erosionan el suelo por la ausencia de
vegetación, pero los efectos de la pérdida de los servicios ambientales de
estos ecosistemas son globales.
Además, la agricultura tecnificada es
ecológica y económicamente insostenible sin los subsidios que actualmente goza,
además de tener costos ambientales que no se incorporan al precio de los
productos denunció el científico.
Un claro ejemplo es la región productora
agrícola más importante del mundo, la cuenca del Río Misisipi. Los
fertilizantes que se usan en el suelo de esta zona son arrastrados por las lluvias
al río, que finalmente los descarga en los océanos.
Con el uso de imágenes satelitales capaces de
distinguir la clorofila alfa, los científicos han observado enormes cantidades
de algas que crecen cerca de la costa, que al morir y hundirse en el océano
consumen todo el oxígeno disponible en la columna de agua, generando desiertos
marinos y arruinando la pesquería de la zona.
Por otro lado, la destrucción de los suelos,
es un problema ambiental grave. En México, casi dos tercios del territorio
nacional presentan esta condición y no existe ninguna tecnología que permita la
recuperación de los mismos, pues se forman mediante procesos geológicos lentos.
La palabra clave es reducir
José Sarukhan advirtió que la tecnología es
parte de la solución y también parte del problema. Cada año, se desechan, tan
sólo en Estados Unidos, 150 millones de teléfonos y entre 20 y 50 millones de
toneladas de basura electrónica (computadoras, impresoras, monitores) al año,
las cuales terminan su ciclo en los países del tercer mundo, contaminando el
medio ambiente con metales pesados.
Las nuevas generaciones, previó, serán
quienes más sufran los efectos del impacto ambiental que se ha estado gestando
en los últimos doscientos años y son quienes deberán aprender a moderar sus
patrones de consumo prescindiendo de objetos superfluos y adquiriendo artículos
que realmente sean cruciales y significativos para el bienestar.
Los habitantes de las ciudades son muy poco
conscientes de dónde provienen los bienes que consumen y qué impacto tienen en
el medio ambiente. Muchas personas compran en los supermercados productos, sin
saber los gastos que representan o sus costos ambientales. Pocos saben, por
ejemplo, que un filete de 350 gramos requiere de 7 kilogramos de granos de maíz
para producirse y hasta 660 litros de agua dulce.
En nuestros días, entre el 70 y el 78 por
ciento de la población vive en ciudades, por eso es precisamente ahí donde se
deben realizar los cambios más importantes para modificar el impacto de los
humanos en el planeta, insistió el especialista en problemas ambientales
globales y desarrollo sustentable.
Concluyó que todos los ciudadanos del mundo
tienen el deber de conocer y comprender los problemas ambientales y de tomar
acciones para disminuir la huella ecológica. Hasta ahora, el comportamiento
ambiental de los mexicanos ha sido muy deficiente. En una escala de la
Universidad de Yale, México se ubica en el sitio 84, muy por abajo de la
mayoría de las naciones latinoamericanas.
Fuente:
Ciencia UNAM DGDC

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