El desarrollo empresarial de las mujeres es un tema
relevante en estos tiempos, ya que es una ocupación cada vez más socorrida por
ellas. Año con año se incrementa la participación de las mujeres en las
actividades productivas y cada vez más mujeres toman la decisión de iniciar una
empresa.
Según datos de la Encuesta nacional de Ocupación y Empleo
2013, primer trimestre, entre la población ocupada, el 27 por ciento son
personas que se dedican a administrar un negocio propio, ya sea que cuenten o
no con otras personas trabajando para ellas. De este grupo, el 36 por ciento
son mujeres y el 64 por ciento hombres.
Sólo el 4.5 de la población económicamente activa ocupada
corresponde a empleadores/as (2.2 millones de personas).
Ya sea como una forma de auto emplearse o de ejercer su
profesión con mayor flexibilidad, que una mujer tenga una empresa es una manera
de potenciar su agencia económica.
Las mujeres son agentes clave para el desarrollo
económico. Un ejemplo de ello es que impulsan el empleo de más mujeres. En un
análisis que hizo el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, con datos
de los Censos Económicos 2009, encontró que ellas contratan a una mayor
proporción de mujeres en sus empresas. En el caso del sector servicios, el
porcentaje de mujeres ocupadas en empresas propiedad de mujeres era del 81 por
ciento, mientras que para el comercio era del 79 por ciento y en la manufactura
del 72 por ciento.
Sin embargo, aún existen barreras que impiden el
desarrollo pleno de las empresarias, entre las cuales se encuentran el
concentrarse al final de la cadena productiva como una extensión de las
actividades del hogar, negocios por lo regular no redituables; las normas
culturales que limitan el acceso de las mujeres a mercados y, ante la
dificultad de involucrarse en ámbitos donde predominan los hombres, las mujeres
prefieren negocios de poco riesgo y bajo crecimiento.
Afortunadamente, las mujeres van adquiriendo experiencia
en este segmento ocupacional y poco a poco se van dejando atrás las trabas que la
sociedad impone a su propio desarrollo.
En ese sentido, las emprendedoras y las empresarias
requieren herramientas con que apoyarse para beneficio de sus proyectos y
negocios. Contar con información y saber buscarla es vital para satisfacer sus
necesidades empresariales, la capacitación constante y la disposición para
acudir con los y las expertas para asesorarse son dos recursos indispensables
para el buen desarrollo de sus empresas. Sin embargo, tener una actitud
emprendedora, es decir, pasión por lo que se hace, es imprescindible para salir adelante en el
difícil mundo de los negocios.
El Instituto Nacional de las Mujeres hace un
reconocimiento, en el Día Internacional de la Empresaria, a quienes deciden
emprender un negocio y afrontar los retos que eso implica, y las invita a
seguir participando en el desarrollo económico del país.

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