Diez por ciento de los conflictos
en la oficina surge por asignar culpas y evadir responsabilidades y la cifra se
incrementa en organizaciones que no
cuentan con una planeación estratégica, cuantificación de metas y organigramas
claros, lo que genera círculos defectuosos y la multiplicación de “Dráculas” o
personajes que se alimentan de la energía de los otros dice Mario Rizo, Socio
de Salles Sainz Grant Thornton.
El Drácula de este
tiempo “asume cualquier pretexto para
evitar hacer algo, y culpa de lo que le sucede al vecino, gobierno, políticos,
padres, jefes o compañeros….”, refiere el consultor de empresas que
advierte que en empresas desorganizadas, donde se improvisa y no se tienen
metas claras abundan los “chupa sangres”.
La evasión de
responsabilidades y asignación de culpas genera ciclos defectuosos que no sólo
limitan la producción y creatividad, sino que generan negativos ambientes
laborales. “Cuando se culpa a otros de los errores, retrasos o faltas, de forma
coloquial se dice que les chupan la sangre y esos Dráculas que no se
responsabilizan de su trabajo pueden aniquilar una organización”, menciona
Rizo.
En el trabajo existen
reglamentos y descripciones de puestos donde se detallan las funciones y
obligaciones de cada empleado. “Es necesario cumplirlas para el funcionamiento
óptimo de las empresas, pero también es importante fomentar en el la cultura de
trabajo el dar un poco más de lo que en teoría nos corresponde”, dice Rizo.
Excusas, quejas y culpas
son las fachadas de antiprofesionalismo, improvisación, desorden, pereza y
metas ambiguas o contradictorias que impiden que cada colaborador asumas las consecuencias de todo aquello que
hizo o dejo de hacer, y a que cumpla con sus responsabilidades más allá de lo
escrito, refiere el socio de Salles Sainz Grant Thornton.
Finalmente, Rizo dijo que
necesitamos dejar de ser una sociedad que descalifica para ser una que propone
y pasar de una sociedad que reclama a una que actúa. “La responsabilidad de una
persona termina donde comienza la de los demás, para crear un círculo virtuoso
de que cada quien responda de sus actos y asuma su propia responsabilidad”.
Para lograrlo, Mario Rizo
recomienda:
1. Establecer misión y visión empresarial.
2. Alinear objetivos corporativos.
3. Clarificar organigrama, funciones y responsabilidades.
4. Planear trabajo en equipo mediable y cuantificable para cada
miembro.
5. Optar por esquemas de retribución que premien el
cumplimiento de objetivos.
6. Dar capacidad de autogestión en cada puesto clave de
trabajo.
7. Premiar los buenos resultados y aportaciones.

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